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CARTAS DE ANA VALLÉS A LOS INTÉRPRETES DE DAIMON​, PREVIAS A LOS ENSAYOS

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1ª carta

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2ª carta

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3ª carta

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4ª carta

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5ª carta

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DAIMON​ 

Pero qué es el DAIMON?

El destino, la voz de la conciencia, la intuición, ángel o demonio, el susurro de la voz interior que detiene o empuja.

Presencia oculta, imprevisible, que determina actos y decisiones que no podemos explicar racionalmente.

 

Podemos darle una corporeidad, una presencia oscura o colaboradora, imaginarnos una figura que nos acompaña y que no es yo, y nuestro yo quedaría intacto, íntegro.

 

Pero a mí me interesa más el daimon que también es yo, nuestro yo incomprensible, una parte de nosotros que conecta con lo irracional, con el misterio, con lo fantástico; una puerta a lo extraordinario, a lo que nos salva, a lo sublime o a la locura.

 

Digamos que esta mujer no es feliz, no lo fue. Digamos lo que fue hallado dentro de un armario, en el ropero. Hablemos de pelucas conviviendo con ensayos de filosofía. Hablemos de desayunos, cigarrillos, manos, refugios, quizás del gato, de aquella voz; de las cosas que importan.

 

PRIMERA CARTA  daimon. 1

 

Alguien empezó a componer. Primero fue una gallina. Una sola.

La mujer de piedra se levanta y baila.

(la primera en la frente,

el asalto del percusionista)

Todo sobre la mesa: la música, el calor, el verano, la hierba cortada, un cuerpo caliente, las fresas.

Voz de grulla. Molesta.

Sensación de lejanía.

Y mamá detrás de la gallina, a través de un cristal empañado.

"Dicen que la lechuza era hija del panadero. Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos ser".

 

Lo peor no es que el paisaje sea hostil sino que sea indiferente.

Espacio respirante, espacio de posibilidades, propicio para hacer cábalas, concitar divergencias y desplegar capacidades de construir.

Construir situaciones para lo que se deforma, para el atrevimiento del disparate.

 

El amor y el arte intensifican el sentimiento de estar vivo.

El teatro es lo que sucede, lo que nos sucede.

Alguien dijo que hay que saber abandonar la fiesta cuando mejor te lo estás pasando. Yo, por ahora, dilato los momentos agradables en espera de que llegue la mejor parte.

 

Hablemos del famoso subject matter. El tema o los temas pueden no ser determinantes. Pueden ser secundarios, sólo un pretexto (como el macguffin de Hitchcock), un recurso que te distrae para introducir otra cosa. Pero no son anecdóticos.

Entonces: cuál es el sujeto de la obra, cuál es el tema? Esta es la pregunta clave! Pero no hay tal! En todo caso hay muchos sujetos, o son cambiantes.Y a los temas les pasa lo mismo. Hoy tiene más predominio o significación uno que otro, para mí misma!, porque están supeditados a la experiencia temporal.

El sujeto es transitorio, impermanente.

La posición subjetiva del creador es consecuencia de una elección “formal”, de formas de hacer, de procedimiento o proceso. Pero podría ser al revés, quizás lo es al mismo tiempo: la aporía del huevo y la gallina. Entonces ¿la forma determina la posición del sujeto o el sujeto es el que impone una formalidad?

En todo caso, un teatro de personas que son objeto y sujeto a la vez; la persona es el sujeto y la materia de la obra. Pero el

sujeto predomina. Simplificando, podríamos decir que todo lo que se muestra es subjetivo o, mejor dicho, la palabra correcta sería “subjetible”.

Pero también es sujeto el que mira, el espectador, con lo que todo se complica o se enriquece con su mirada. Cada vez que se presenta una escena ante ese sujeto se modifica o transforma: la atención cambia, la respiración es diferente, el contexto altera el “color”.

Según cuentan la memoria es involuntaria. No lo creo; por algo se dice ¡haz memoria!

Uno decide qué recordar.

Mi miedo es que cuando al echar un vistazo y meter la mano para agarrar algo de nuestra memoria, lo hagamos desde nuestra mirada actual de turistas, de la que ya es difícil desprendernos.

Benjamin habla del “aura” como aparición de una lejanía. Y de la “huella” como aparición de una proximidad. Pero D. Huberman apunta que el aura nace de la proximidad de la mirada.

 

Me gusta mucho más inventar la realidad que recrearla o reproducirla. Y por otro lado pienso que no hago más que poner la realidad encima del escenario, y que la “verdadera” realidad es una pura ficción llena de personajes inventados.

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SEGUNDA CARTA  daimon. 2

 

“La realidad es una construcción frágil. Miserable y casi siempre conmovedora, no?”  Thomas Bernhard

 

Con el ojo sordo

me adentro en un bosque, no sé cuál es.

Y mi mano coja se agarra al pequeño demonio.

Quiero ser la que escucha.

 

La escena y el proceso

Sobre la escena, esas cosas impalpables pero esenciales:

-la distancia no espacial que se establece entre lo que sucede y el espectador

-la relación ente una escena y la siguiente, entre una imagen y la anterior

-la cualidad de tiempo alargado o concentrado que genera cada escena, movimiento o imagen

-la sensación producida por la superposición de lo que se oye, lo que se ve, lo que se evoca

En el proceso: acotar las posibilidades y lograr ser libre ahí, en ese marco. Hacer posible un devenir. Jugar de otra manera los elementos habituales de nuestra existencia. La puerta de la sorpresa.

Una predisposición al azar (pero no a cualquier azar u ocurrencia: el azar que surje en el marco de las posibilidades acotadas!)

No me interesan especialmente las historias personales, el mimismo y sus pequeñeces. Si hablo de características personales, si me interesan, es sobre todo a nivel formal. Sólo a partir de lo que nos caracteriza podemos establecer una relación con el otro diferente y mostrar algo que trascienda a un yo personal.

 

El relato

Hablamos de la perversión terminológica? del empoderamiento, de lo transversal, de las residencias artísticas, de los talleres de públicos…?

Las diferencias de léxicos. Sólo ahí, las diferencias?

Busquemos otra palabra para novedad, alguna sugerencia? Démosle la vuelta a la palabrería del relato histórico. Digamos que esta mujer no es feliz, no lo fue. Digamos lo que fue hallado dentro de un armario, en el ropero. Hablemos de pelucas conviviendo con ensayos de filosofía. Hablemos de desayunos, cigarrillos, manos, refugios, quizás del gato, de aquella voz; de las cosas que importan.

 

Lo inmutable es la mutación (I Ching, Libro de las Mutaciones)

Que deje alguna impresión, que sorprenda, que sea imprevisible. Que convoque a la memoria, incluso que haya que hacer el esfuerzo por recordar. Que provoque la asociación inesperada, que excite o descoloque nuestros archivos, que por lo general vamos ordenando y cerrando, o sea, olvidando.

Pero uno está siempre asumiendo una descripción de sí mismo y de las cosas, que cambia periódicamente: nunca estamos del todo de acuerdo con nuestra descripción anterior y no hacemos sino superponer redescripciones: “así fue como lo quise” “así me explico yo ahora”

Lo que somos, lo que creemos que somos, cada uno, responde a la última redescripción que hemos elaborado de nosotros mismos. Nunca llegamos a elaborar una descripción cerrada. Las redescripciones son continuas.

Porque el daimon está agazapado a la vuelta de cada esquina, aparece de forma inesperada, y nos obliga a actualizar el relato. Y en esa reinvención continua no podemos saber a qué nos atrevimos, qué partes decidimos ocultar o reelaborar. Un intento  por conciliar el deseo y la renuncia al deseo.

Al crear algo, nos dejamos llevar por impulsos o intuiciones que no razonamos (razonamos después), no elegimos el modo en que lo hacemos, se podría decir que no somos libres, que el daimon nos obliga a hacerlo, a descubrir algo que ya estaba ahí.

 

Sabemos que “todas las lecturas son malas lecturas”. Todas. Pero la mayoría se empeñan en guiarnos hacia una narración, hacia un simbolismo… o se quedan en intento de re-significación

Lo que escuchamos son casi siempre comentarios a lo que vemos.

A veces está bien bajarle el volumen a la tele. O cerrar los ojos y oír aisladamente el tono de una voz.

Las palabras han sido convertidas en subtítulos.

 

Europa, las raíces, el pasado y todo eso, sí: con mamá a cuestas

Acabo de leer un libro de Mircea Cartarescu, que no conocía: "El ojo castaño de nuestro amor".

Hay un capítulo (“Europa tiene la forma de mi cerebro”) en el que habla de las confusiones que implican ser escritor rumano. Por un lado, el propio nombre, Mircea: nadie sabe de antemano si es hombre o mujer. Y por otro lado, escritor rumano?... de qué puede o debe escribir un escritor rumano, qué se espera de él? Pues que hable de cosas de rumanos, claro (su reciente y trágico pasado, las penurias de su infancia comunista, bla bla) y que deje los grandes temas de la cultura europea, que ya los tratamos nosotros.

Me ha hecho mucha gracia ese capítulo. Una vez más, nuestro hombre europeo mirando por encima del hombro a los pequeñitos representantes de otras culturas. Y ni siquiera eso, en este caso: de la misma tradición cultural, sólo que más pobres.

Lo malo es que muchos artistas de esos países/culturas de segunda, asumen el papel que se espera de ellos. En teatro este fenómeno siempre me ha parecido sorprendente: he visto espectáculos programados en festivales donde el único atractivo era ¡que reflejaban y encarnaban la miseria de sus respectivos países y culturas! One more time: los monos en exhibición. Y qué mirada complacida la de los espectadores, qué dispuestos a tranquilizar sus conciencias europeas.

Uno de esos grupos fue por ejemplo "Lagartijas al sol", que petaron hace unos años y estuvieron programados en todos los festivales europeos. Según me contaron, ellos mismos se dieron cuenta de que estaban haciendo el juego, de que estaban siendo utilizados, y se volvieron a Méjico. Les honra.

Pero bueno, así pasa con todo: la demagogia de las programaciones cool. El otro día la directora de un festival nos contó, frotándose las manos, que este año tenía de todo: teatro documental, teatro político, de inclusión.... y ¡transgénero! Como os podéis imaginar, me bebí varias copas de golpe.

Y, por otro lado, aquí, en este paisaje lento de Galicia, algunos nacionalistas proclaman en sus artículos que el teatro debe ser un instrumento de visibilización de las culturas minorizadas...ay, qué dolor! Pues eso: hablar de lo local, de lo que nos caracteriza, de lo nuestro, que de los temas interesantes del hombre ya se encargan otros. 

 

El pensador

Una vez empecé a leer a Kant (uno de los pensadores más influyentes de la filosofía europea): “Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y lo sublime”. En uno de los capítulos, dedicado a la relación entre los sexos, escribe:

“La mujer tiene un sentimiento innato más intenso para todo lo que es bello, lindo y adornado. Ya en su infancia, las niñas disfrutan con ataviarse y se complacen con embellecerse. Son muy limpias y muy sensibles a todo lo que da asco. Les gusta el esparcimiento y son capaces de tntretenerse con pequeñeces, con tal de que sean amenas y risueñas…

El bello sexo tiene sin duda tanta inteligencia como el masculino, sólo que es una inteligencia bella; la nuestra debe ser una inteligencia profunda, como expresión para significar lo mismo que lo sublime”

Y ahí dejé de leer a este filósofo de la Ilustración europea. Así nos va.

 

Por la ventana

Se puede convocar el daimon? Se puede provocar la inspiración, que es un estímulo, un impulso o una lucidez repentina?

Por ejemplo, a los niños: qué les inspira más? Un impulso, una insistencia, un empeño?

En el caso de Lucas, de siete años, ha sucedido así, pero no en la dirección y resultado que los padres esperaban (de sus clases de música): Lucas tiró el violín por la ventana! Un claro ejemplo de arrebato daimónico, diría yo.

Quizás sea esa la clave: tirar el violín por la ventana, sea lo que sea el violín!

 

Nota a pie de página

El resultado de este experimento rudimentario, de este escrito de hoy, es totalmente inservible y no se debe aprovechar de él ni una sola frase, ni una imagen, ni una nota.

26 de noviembre 2018

 

 

Posdata musical

Alguien empezó a componer. Primero fue una gallina. Una sola

Pero componer es disponer estratégicamente todos los ladrillos de manera que se pueda comunicar una idea…los ladrillos o lo que sea, claro.

La gallina, una gallina, empieza poniéndose en situación, primero sobre la pata izquierda, después sobre la derecha, manteniendo la izquierda en alto. Otea el terreno con breves movimientos secos de su cabeza. Inicia un ligero balanceo acompañado de sonidos. Esboza una secuencia, altera el ritmo, se emociona. Y despliega las alas!…..Se le une un coro de gallinas comentaristas. Algunas se asoman a la ventana a ver qué está pasando.

Fue una música verde, un sonido como con sordina. Se oyó fresco y blando. Y desapareció, junto con la gallina.

Se encontró el cuerpo el 8 de febrero a las 6 de la tarde.

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TERCERA CARTA  daimon. 3

 

"che quanto piace al mondo è breve sogno"   Petrarca

Daimon es todo lo que nosotros no decicimos racionalmente. Lo inexplicable, lo inefable.Pero es sólo un pretexto.

Podemos darle una corporeidad, una presencia oscura o colaboradora, imaginarnos una figura que nos acompaña y que no es yo, y nuestro yo quedaría intacto, íntegro.

Pero a mí me interesa más el daimon que también es yo, nuestro yo incomprensible, una parte de nosotros que conecta con lo irracional, con el misterio, con lo fantástico; una puerta a lo extraordinario, a lo que nos salva, a lo sublime o a la locura.

Pero es sólo un pretexto. Un pretexto para tratar lo de siempre: la soledad, el miedo, la vida. Las dudas, las relaciones entre las personas y su misterio. Por eso la perplejidad.

Los impulsos, los prejuicios, el desconsuelo, la vida brutal.

La esperanza, que no tiene nada que ver con el optimismo

La pequeñez del hombre.Su patetismo. La ironía.

Por supuesto, el humor.

 

Y la fragilidad. Sobre todo, la fragilidad.

 

Todo eso teniendo consciencia de que hablo desde una posición concreta, anclada en la cultura occidental, la herencia europea, la realidad de vivir en España, mi edad y mi condición sexual.

No me interesa mostrar la crueldad, ni el mal

 

Confesión de fragilidad pero también de reivindicación de una manera de estar (absolutamente quijotesca, absolutamente española!), contra el espíritu de patio de vecinos, contra el espíritu de pacto, de sistema, de discurso –sea el que sea-. Algo así como la pelea contra lo que se sabe, se cree o se asume. Y por eso: a la defensiva.

La potencia del NO (nada que ver con la impotencia o la incapacidad de hacer algo.)

I woul prefer not to! Preferiría no hacerlo. Recordando a Bartleby y leyendo a Byung-Chul Han “La sociedad del cansancio”:

Si sólo se poseyera la potencia positiva de hacer algo, pero ninguna potencia de no hacer, entonces se caería en una hiperactividad mortal….Si solamente se tuviera la potencia de pensar algo, el pensamiento se dispersaría…La reflexión sería imposible, porque la potencia positiva, el exceso de positividad, permite tan sólo el “seguir pensando”. ..

La negatividad del No constituye un proceso extremadamente activo, a saber, es todo menos pasividad. Es un ejercicio que consiste en alcanzar en sí mismo un punto de soberanía…

La hiperactividad, por el contrario, es pasiva, bloquea e incapacita y no permite ya ninguna acción libre.

¿Será por eso que he pasado de resistente optimista a pesimista esperanzada?

Byung-Chul Han dice que la sociedad del rendimiento, la sociedad activa, ha dado lugar a una sociedad del cansancio, una sociedad de dopados solitarios. Un cansancio de uno mismo que no es compartido, es un cansancio que separa.

El otro cansancio, el cansancio compartido, el que inspira, según Handke, permite la posibilidad de un tiempo inútil: el intervalo del cansancio, el no-hacer del descanso.

Dispuestos a lo inesperado.

Podemos partir de una imagen o situación y luego pensar la manera o forma adecuada de generarlas. O al revés, podemos partir de una práctica concreta e ir descubriendo qué imágenes o situaciones produce.

La potencia de las imágenes, presencias y atmósferas por encima de los procesos intelectuales. Imágenes que condensen ideas o relatos. Y al revés, ideas o relatos que permitan evocar o generar imágenes.

(No entendemos nunca del todo lo que amamos)

El destino de cualquier acción es acabar, desaparecer. La esencia efímera del teatro es idéntica a todo lo que sucede y está vivo. Lo que queda de esas vivencias, escenas, acciones, queda en nuestras cabezas y en nuestros cuerpos.

La prepotencia, nuestra pretensión de trascendencia, nos ha llevado a empeñarnos en “lo que queda”, en lo escrito, en los archivos, los documentos y fotografías; como si eso pudiera abarcar y acoger todo lo que entró por los ojos o los oídos, el olor desprendido y el tocar silencioso.

Foto: Joel-Peter Witkin

Os dejo aquí algunas imágenes y una atmósfera poblada, con partículas en suspensión, sedimentos, densidad, corrientes, gravedad, posos, rastros, recorridos, resonancias, sendas. Para mezclarlos con los vuestros.

  • No sin mi madre (sin mi padre, mi familia, mi pasado)

  • Alterar deliberadamente la escena introduciendo un “elemento” anacrónico y determinante, como si ese fuera de repente el sujeto de la escena (de la obra)

  • Con un vestido de fiesta y un plátano, por ejemplo

  • Naturaleza muerta con cabeza. Con pie, con brazo

  • Un posado semidesnudo sin cabeza

  • Retrocedo, recompongo, rehago

  • Un pequeño homenaje

  • Hay algún experto aquí?

  • Entre 2: Angel o demonio, el susurro de la voz interior que detiene o empuja

  • Arrojar el cuerpo (arrojar el violín!)

  • The final show, la escena final. Otra vez

  • Profecías, señales, anuncios de finales

  • Como un maniquí transportable

  • Un continuo de movimiento, como una S en movimiento. No rápido

  • Sostenida por los codos

  • Simulacros de acontecimientos, o de otras vidas (como los selfies!)

  • Sigue las instrucciones: para hacer una escena, para elaborar un discurso, para convertirte en un experto

  • Virtudes y/o defectos detallados de otra persona

  • Una mujer (puede parecer un hombre) sentada sin moverse durante mucho tiempo. De repente se lanza a bailar, de 0 a 100 en un segundo

  • Con mucha educación: las formas, las atenciones

  • El cuerpo expuesto de forma incómoda (no posando estupenda y lánguidamente)

  • Cubierto con una manta vieja, parece un dandi

foto elliott erwitt

Notas musicales

Se oye a lo lejos, saliendo de un aparatito pequeño, Wish you were here, de Pink Floid, sonido metálico. Y en primer plano, de vez en cuando, una voz masculina canturrea el estribillo.

Arvo Part: Spiegel im spiegel (espejo en el espejo, o reflejo en el espejo)

Una versión para viola y percusión?

 

El Santo Sepulcro, Vivaldi: alargar muchísimo una de las primeras notas, antes de dejarlo continuar, si es que lo dejamos continuar

Bésame mucho, entre Frank Sinatra y Pedro Infante

Notas al pie

En la primera carta aparece “la mujer de piedra se levanta y baila”. Es el título de de una obra de la artista Pamen Pereira.

Estas cartas son una invitación a la correspondencia, al acuse de recibo, al comentario, a la lengua suelta.

 

14 de febrero-19

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CUARTA CARTA  daimon. 4

 

"El ethos del hombre es el daimon”:

el carácter del hombre es su destino

Heráclito

“A actriz é un barco abandonando a lentitude da paisaxe”

Lupe Gómez

“Yo no pienso en términos de explicación”

Leonora Carrington

 

Foto: Erwin Olaf

Un aperitivo de lo que sucederá en los próximos 60 minutos

Un punto de partida puede ser, simplemente:

una mujer alta y un hombre tatuado gesticulan.

La oportunidad de que alguien pueda estar equivocado.

Un perro acompaña a la mujer. Interior, noche, final de invierno.

 

Otras dos mujeres se encuentran.

Ningún ángel. Algo parecido a una gallina pasa volando.

En este momento no soy yo. Mi doble?

Estamos acompañados, con ausencia de sirenas. Y mamá (nos) desespera.

 

Parece haber una misión: finalizar una escena y dar paso al final,

con sensación de comienzo o regreso.

Pero la luz es diferente, ni rastro de estrellas.

Dejamos que el deseo aumente, delicioso.

 

Aparto una voz que insiste (el nene se ha hecho mayor, ah!)

The final show por fin. Se abre una puerta.

Bienvenido, mundo!

 

 

Diálogo de película

Kaurismaki: Dogs Have no Hell.

Aparece una orquesta, cómo no, tocando temas que suenan a pasado.

En las películas de Kaurismaki hace frío..

Un diálogo, mirando por la ventanilla del tren:

-todavía está aquí

-el qué?

-la patria

 

 

 

Notas

Esto no son más que notas atormentadas, como era de esperar, no podría ser de otra manera. Todo lo vivimos de forma atormentada, nos vamos de un lugar porque estamos atormentados, no lo aguantamos más. Y estamos y habitamos otros lugares de forma atormentada, el tormento nos acompaña, nunca la calma y el sosiego.

Cuando nos detenemos en nuestro tormento por un instante y observamos a los demás, lo único que vemos es gente atormentada, de una u otra manera, cada uno con su tormento, pero todos espantosamente parecidos.

Y de lo único que hablamos cuando estamos en compañía es de nuestros respectivos tormentos. O de los demás. Y nos volvemos a casa más atormentados si cabe. …

Y si por suerte o por triunfo de la voluntad llegamos a librarnos de un tormento, en seguida aparece uno nuevo a ocupar su lugar.

El tormento de dejar o no de bailar, de actuar. El tormento del deseo y la expectativa. El tormento de la belleza.

Lo demás, cuando decimos “estoy bien”, son momentos de distracción, entretenimientos, alivios. Pero son tan maravillosos los momentos de distracción!

 

No paramos de hablar. Ponemos nombres a las cosas y nos quedamos tan tranquilos, como si supiéramos ya algo. Pero no sabemos nada, sólo nombres. Decimos Africa, por ejemplo, pero sabemos qué es África?

Y tampoco nos importa, vivimos estupendamente, incluso atormentadamente sin necesidad de saber nada de África.

Todo lo más leemos de vez en cuando a algún escritor sudafricano. Un gran escritor, pero de raza blanca y, para colmo, residente en Australia.. Y nos deleitamos con su personaje estrella, Elisabeth Costello, militante contra el maltrato animal, porque nos va bien el tema y nos permite desvelarnos en el sofá, planteándonos si dejar de comer animales muertos o seguir dándole al jamón ibérico.

Reconozcámoslo: los blancos somos racistas.No puede ser de otra manera, hemos sido los privilegiados de la Historia. Una Historia de cientos de años de no escuchar.

 

 

 

Qué hacemos con el temor cuando nos pasa una mano por la espalda?

Si tienes miedo, llévame al escenario.

Lamento, elegía, por la muerte, por la pérdida: la escena final, the final show, the final scene. La escena mortal? The death drop, la caída de la muerte?

Esas cosas que viven del marcharse

Y yo con ellas

El eterno desarraigo

Un estado que no me permite  ningún deseo, que impide el sueño.

Y desplaza la esperanza

 

Digo algo similar a soy semilla. Lo repito, lo repito sin parar, para convencerme.

Digo por ejemplo, soy directora. Lo repito.

Soy actriz, lo repito.

Puedo enseñar, puedo enseñar.

Puedo escribir, sí, puedo, escribo

Sé limpiar, también sé limpiar.

No me moriré de hambre.

 

Soy una cucaracha y voy a buscarme la vida en la porquería que queda en las esquinas.

Hay mucha porquería: da para vivir bien! Me reúno con otras cucarachas y ponemos a parir al resto de los bichos. Cuando no corremos esperamos. Esperamos a que pase algo.

 

Soy enorme. Me libro del cansancio y el miedo ya no me toca.

 

 

 

Manos a la cebolla

Entre los fragmentos, quizás. Realizo una selección de fragmentos y empiezo a desarrollarlos. Me pierdo en los “entre”, en los que surgen en el medio, por el medio. Las ideas quedan abiertas, sin necesidad de conclusión.

Cómo puedo saber esto que digo?…Hay un componente inevitable de incertidumbre que condiciona todo.

Es lo que pensé hoy. Mañana más.

Que llueva bien!

 

26 de marzo 2019

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QUINTA CARTA  daimon. 5

 

INTENTO DE DISCURSO

 

Un discurso, una exposición, una conferencia, sobre qué?

Aparece ella, una voz me distrae, qué dijiste? Estás realmente aquí? Cuál es el tema, si lo hubiera? Quisiera un beso. Alguien da un aviso, de qué?

Unas notas, a lo lejos. Cómo empezamos? Por la fecha. Ya estamos situados. Molestias en un zapato. Un vaivén y algo se pone en movimiento. Estoy aquí, centrada en un lugar pero en continuo movimiento. Ofrezco mi mano coja, mi duda afirmativa.

Bajo la voz. Me llevo el gesto hacia atrás. Los que me miran aguzan el oído, se ponen las gafas.

Vamos a intentar repetir los pasos, las palabras, los gestos y las dudas. Las afirmaciones están claras. Te acuerdas? Tú me dijiste…

Da capo. Volvemos a empezar: estamos en 1980, en algún teatro de Madrid. Aparece un hombre viejo en el escenario, se sitúa intencionadamente en el centro.

Quizás aquí aparece el miedo.

 

LA TRISTEZA

El miedo es libre. Uno puede decidir no instalarse en el miedo.

Si no espero nada no sufriré ninguna decepción, pero tampoco plantearé nada.

Vivimos entre el miedo y la esperanza. La esperanza es la confianza en que sucederá lo que deseamos. La ilusión de la esperanza es indispensable.

Miedo a tener miedo? Miedo al miedo?

 

Somos una generación sin utopías. El mundo no es ilimitado, no hay ningún espacio de libertad donde uno pueda decir: aquí y ahora puedo hacer lo que quiera. Todo está arruinado: el planeta, las ideologías, la religión. Lo único que nos planteamos es poner parches, solucionar algún problema concreto. Es esa nuestra única perspectiva?

Será por eso la tristeza?

 

MICRO-UTOPÍAS DE LO COTIDIANO

No, nada, y el horizonte sin esperanza? Qué has esperado del horizonte? Siempre la mirada perdida, tan lejos. Pero habría sido fácil darse cuenta de que cuanto más te acercas, más se aleja. Con cada paso, otro horizonte y otra lejanía. A qué viene la queja sobre el estado de los caminos, las condiciones meteorológicas, o el peso de la carga?

La putada es que te has pasado el tiempo, la vida, mirando al horizonte. Como si hubiera que llegar allí para conseguir algo. Y el resultado -ya que el horizonte parece no estar más cerca nunca- es que has encasquetado tu frustración a los demás; y tú así sales de víctima airosa, claro. Pero lo decepcionante eres tú, evidentemente, no el horizonte.

 

EXPECTATIVAS

Generar y tener expectativas nos sienta muy bien. Sin expectativas simplemente no viviríamos. La expectativa se mueve en el terreno de lo posible, del deseo, una especie de predisposición a la sorpresa .

(Susurro ininteligible)

Quizás debamos plantear nuestras actuaciones no como transacciones en las que se da algo esperando recibir algo a cambio, si no para establecer una conexión. Una aproximación.

(Sururro)

Por un lado siempre se espera algo de los demás, y por otro uno siempre hace las cosas para alguien, el teatro también ¡bailar también! Tienes miedo? si no hay esperanza no hay miedo.

(Sururro)

No sabemos el peso de tus gestos o tus movimientos, no podemos prever su caída. No sabemos si nos van a tocar o a atravesar. Desconocemos su permanencia, su temperatura, su color. Están vivos.

Ya lo decía Roberto Bolaño: “…nada vivo tiene remedio. ¡Y esa es nuestra suerte!”

 

LA IDEA DEL MUNDO

El reino entero de la posibilidad y el reino entero de la descripción. Esto da mucha libertad, si la queremos.

Menos mal que el mundo y sus definiciones no son estáticos e invariables: esto eliminaría cualquier tipo de libertad personal de cambiar los esquemas y criterios. Hay nuevas posibilidades?

El mundo no es algo exterior independiente de nosotros. Nuestra idea del mundo desaparece con nosotros, con nuestras contingencias y nuestra forma de mirar, condicionada por el espacio que ocupamos en él y por el tiempo que lo vivimos.

La idea del mundo está construida sobre ideas previas a nosotros, sobre prejuicios asimilados. Como si cada uno construyera su idea del mundo con una caja de materiales determinados, conceptos establecidos y manual de instrucciones. Por qué deberíamos limitarnos a esas herramientas, a un tiempo concreto? Quizás no tengamos que asumir la realidad de nuestro tiempo, y sí plantearnos la posibilidad de estar contra el tiempo.  Podríamos empezar por hacer un inventario de la producción fraudulenta de falsos documentos.

Didi-Huberman habla de romper el modelo de eucronía (en la historia del Arte), que supone una armonía y correspondencia entre la obra de arte y la historia.

El pasado en movimiento (memoria) opuesto al pasado como hecho objetivo.

 

EL QUE ESCUCHA

Su actitud es la del que escucha. Pero como quien escucha una danza, baila un poema, lee un sonido, palpa un olor. Se puede, sí, ella lo hace. Una capacidad parecida a la sinestesia, o a una extrema sensibilidad.

Y quiere contar todo lo que ve, todo lo que escucha, filtrándolo a través de sus referencias, y también mostrar sus hojas en blanco, sus vacilaciones, y cómo el hábito de observar va modificando la mirada.

Se ha convertido en un registrador de todas y cada una de las cosas que habitualmente nos pasan inadvertidas -aquello que casi no se oye o no se ve a simple vista-, pero no porque sean extraordinarias ni fantásticas, si no porque se vuelven invisibles de tan habituales; y están ahí, delante de nuestras narices, pero se diría que aparecen cuando ella nos las señala con su dedo tan largo. Y la normalidad de las cosas pierde su anonimato.

A veces sucede que al realizar este escrutinio minucioso sobre otra persona, despierta en ella una curiosidad tal que, inmediatamente, el observado se convierte a su vez en observador.

 

NIETZSCHE

Voy a citar Nietzsche, en un escrito de 1873, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Comienza con una fábula que dice más o menos: “en algún apartado lugar del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la Historia Universal: pero, a fin de cuentas, sólo un minuto. Tras breves respiraciones de la naturaleza el astro se heló y los animales inteligentes hubieron de perecer”.

 

OLVIDAR AL INSTANTE

-Poca capacidad de atención? Cual es la alternativa?.

-Relájate, hombre. Tranquilízate.

-Quieres que mire a una sola cosa y pretendes que encuentre el universo allí? No, no, no. Yo no. No yo. Prefiero seguir cambiando. Perfeccionando lo que hago. Cada día soy más rápido. El cambio es la clave.

Estoy en la calle y veo una cara. Quiero esa información pero cambio a otra antes de que sea demasiado tarde. Antes de que me lleve a ninguna parte. Antes de que me lleve a un conocimiento ilusorio. A una falsa verdad. A una conclusión.

Quiero uno nuevo y quiero olvidarlo inmediatamente.

Mis párpados se abren y cierran. Como una cámara de fotos que para el tiempo por  un microinstante. Pero nunca veo las fotos que he tomado. Yo solo hago las fotos. Esa es la clave.

No tengo memoria. Para qué?. Ya está todo ahí fuera. ¡Déjalo estar! Yo no recoloco. No ordeno. No copio falsedades.

-Cuál es tu imagen preferida? Con qué imagen te quedas?

-No lo sé. No me acuerdo. Cambia antes de que se fije. Cambia mucho antes de que sea demasiado tarde. Esa es la clave. Es un camino estrecho pero yo tengo el control. Soy el dueño absoluto de mi atención y decido no usarla.

No guardo nada. No me quedo con nada.  Quiero ver las fotos de gente que no conozco. Sus vacaciones en Cuba. Y olvidarlas al instante.

Por qué cambiar de lente cuando puedes cambiar de objeto? Y están todos ahí fuera. Esperando ser descubiertos. Y olvidados.

No selecciono. Tú me vales. Vámonos.

 

EL FINAL

Ruego anticipar, que se precipite el final. Por qué no provocar un resbalón o una caída?

Si se cae la última utopía, ¡que se caiga! No vamos ya a recuperar las huellas de otra época, dejémoslas borrosas o difuminadas. Arrojemos por la ventana el violín, las imágenes sagradas, los libros incuestionables, la alta cultura, el gran arte, tan serio y respetable. Nuestras antiguas y particulares tradiciones? La vieja Europa echada a perder? Pues ya vendrá una nueva, y quizás no se llame Europa. Pero puede que nos echemos unas risas en ella.

 

Porque quién es capaz de abstraerse, de quedarse ensimismado, no mirar alrededor, bajar las defensas?

Practicamos un entrenamiento funcional que nos empuja a un positivismo infantil. Pregunto.

5 junio 2019

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